15 de mayo de 2011

HEGEMONIA



HEGEMONÍA. Desordenando las agendas del capital es un proyecto autogestionado y colectivo de investigación con métodos artísticos en torno a las maquinarias culturales, políticas y económicas. Incluye un ciclo de seis exposiciones durante todo el año 2011, encuentros, charlas y proyecciones con invitados especiales. Se presentará un libro-catálogo, documento del proceso.

Los artistas participantes son Azul Blaseotto (Buenos Aires, Argentina), Santiago Fredes (Tigre, Argentina), Paola Tafur (Cali, Colombia), Gabriel Serulnicoff (Buenos Aires, Argentina), Valeria Serué (Buenos Aires, Argentina) y Eduardo Molinari(Buenos Aires, Argentina).

Concepto.

1.

¿Con qué anotaciones, citas y bocetos nos encontraríamos hoy si pudiéramos leer las agendas con las que el capital organiza sus objetivos? ¿Cuáles de esos mensajes nos permitirían conocer mejor sus planes?

Visibilizar, intervenir y desordenar estas agendas hegemónicas es un objetivo central del proyecto. No obedecerlas pasivamente y soltarse de su cronología para crear y habitar otro tiempo, nuestro tiempo.

2.

Pensar la hegemonía nos enfrenta a conceptos ásperos: supremacía, preeminencia, jefatura, pero también a pactos, consensos y dinámicas proliferantes de poder. Actores jerárquicos, distantes, que observan desde lo alto. Estructuras piramidales, de apariencia sólida y bunkerizada, ajenas a las inseguridades. A veces los armazones y actores se presentan opacos, están ocultos o camuflados. Dinámicas subordinantes que reclaman disciplina. Energías autoritarias, represivas, creadoras de subjetividades anestesiadas, obedientes e infantilizadas.

Este trabajo propone una actitud prudente pero que creemos de radical vitalidad: interrogarnos qué posición tomar ante estos accionares y ante la hegemonía misma como concepto potencialmente estructurante de otras prácticas políticas.

3.

El capitalismo ejecuta su plan y se despliega en el espacio y en el tiempo con intenciones de llenarlo todo. La gestualidad de su cuerpo puede tornarse violenta y destructiva de modo evidente, pero muchas veces sólo se nos hace visible cuando ya es tarde y nos hallamos dentro de su estómago voraz e insaciable.

El neoliberalismo se mostró hegemónico de modo indubitable en nuestra sociedad entre 1989 y 2001, en un proceso cuyo vértigo inicial puede rastrearse en la última dictadura cívico-militar, aniquiladora y genocida. Sus objetivos y modelo social encastraron con la empresa político-económica desplegada globalmente luego de la caída del muro de Berlín.

Hoy, aunque dicha hegemonía pueda percibirse jaqueada tanto en distintas regiones del mundo como en nuestro país, el capitalismo global vuelve a prometernos “progreso” y “desarrollo”, y hace renovados esfuerzos por imponer sus agendas. Éstas incluyen una nueva división internacional del trabajo, exigen más industrialismo, más extractivismo y ningún cuidado de la naturaleza, ninguna conciencia ambiental ni ecológica. Agro-negocios, biotecnología, monocultivo de transgénicos, mega-minería, forman parte de este repertorio económico y social, nutriente de las especulaciones de las entidades transnacionales bancarias y financieras. De modo temerario se anuncia más ocupación. El trabajo sin embargo, es la mayoría de las veces flexible, precario y se incrementa el trabajo esclavo. La injusticia social incluye migraciones forzosas y un urbanismo salvaje, que borronea las dimensiones de lo privado y lo público, naturaliza el desamparo y privilegia los negocios de pocos.

Este capitalismo,afirma que estaríamos habitando la “sociedad del conocimiento”. ¿De qué conocimiento estará hablando? ¿Qué tipo de cultura precisa para reproducirse?

4.

Retomando las potencias aún existentes en las experiencias políticas y culturales de los años 60’ y 70’, al calor de las jornadas en torno al 2001 y a las luchas presentes por más democracia y en defensa de los recursos naturales en los países de la región, los movimientos sociales y culturales emancipatorios y resistentes a este proceso neoliberal abrieron y continúan abriendo grietas en su cuerpo de apariencia impenetrable.

En relación a dichas grietas, ¿dónde se hace visible hoy la hegemonía capitalista? ¿dónde se oculta o camufla? ¿qué subjetividades e institucionalidades “nuevas” crea dicha hegemonía?

¿Es posible imaginar una otra forma de hegemonía? ¿Aquélla que –casi paradójicamente- otorgue supremacía a la vida comunitaria, con justicia social a la par que justicia ambiental? ¿que nos permita trabajar para vivir y no vivir para trabajar? ¿Dónde encontramos hoy los indicios de esta otra dimensión?

Blaseotto / Fredes / Molinari / Serué / Serulnicoff / Tafur, Buenos Aires, abril 2011.